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Uaia Guatavita aquycaua / Leyenda de la madre Guatavita


Written by Carlos Mamanché - Comunidad Indígena Muysca De Sesquilé. Illustrations by Camilo Conde. Muysc cubun translations & narration by Brenn Romero. Spanish narration by Mariana Suarez.


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Muysc cubun

Spanish

Chicacas chiuexicasaz xis chihuc aguquy. Zaitan, fanzaquie, Chunsuaguia fuhucha Guatavita apquyquychieinz aiquie amucans, xis apquen suza muysca hoc abgaz abga.

Contaron los abuelos que hace muchísimas lunas, la diosa Guatavita (una mujer de gran sabiduría) quiso transmitir al pueblo muysca sus profundos conocimientos.

Zaca, chies fauasa achiez hichas aza, Chunsuaguiaz chuecuta cuhumac agas gua cuspquana xis quycaca anyquys xis gua auec abga.

Una noche iluminada por la luna llena y las estrellas llegó a estas tierras en forma de una gran esmeralda y aquí, dentro de las montañas, se quedó a vivir.

Ie fiez aquyne nga Chunsuaguia Suaz xiua mepquaoac gaia chuecuta chysquyco abchibyioa uaca, guaz hyquis aza.

Pasó mucho tiempo hasta cuando estas decidieron abrirse y mostrarla al dios Sol en forma de una hermosa laguna vestida de verde esmeralda.

Asnxie fa sua, Sua paba quycaua azonucas anynz anguague xis xiuana apquys aza anyns achahane. Sua Guatavitan zocamata zocamata fihistan aies anaioa ysc abquy.

Desde ese día el Sol decidió terminar su recorrido por el mundo en este lugar, para desde allí iniciar su camino a donde regresa nuevamente en un día muy especial cada año.

​Xiua chuecuta guehespqua nga Guapaba achihizan mague, chusc han ubin yc tyzuca, obaz aga. Ys guy Guatavita aguasgua fuhucha Guaginasie ahycac guesca. Ahyca 'gua gyna xie' chigusquanuca cuhuc aguene.

​De la unión de la laguna esmeralda y los poderosos cerros había crecido el amor que pronto daría sus frutos en una niña llamada Guaginasie, 'Agua de la montaña', hija de Guatavita.


Fuhucha mepquaoa yn eba bahazc bique guehespqua apquas azye gahaxio muyhyxioz aguequac gaia Guaginasiez amuysquynxie zocam fiez aquyne. Asz, Sua aie ica ahusgoia, hyca guacacac aguequa bohoza acubunioa, xiuquyhycac anas apquac aga.


Pocos años después, Guaginasie se convirtió en una bella mujer de piel cobriza y largos cabellos negros, que salía a la orilla de la laguna a conversar con las piedras abuelas de la montaña y a aprender de los caminos del Sol.


Sua atan, Guatavita usaque as xiuaca anyquy. Ys psihipqua, chyquy cuhumac aguequa, Quycauaia pquyquychie cuhumin xiuana ysuaczona abchichuaioa hizcatoba abquys hymnez abgaipquans, atamsagosqua.

Un día llegó a la laguna el cacique de Guatavita, quien era un poderoso sacerdote muysca que venía a hacer sus rituales allí para aprender de la laguna la inmensa sabiduría de la Madre Tierra.

Psihipquaz anyquys Guaginasie xiuquyhycan suza abchiby bohoza supquaguec han ubin yquie tyzucac aga. Fuhucha ica husgonga cuhuc aguenpquaca, abohoza acubunioa, maxieobe yc abziioa uacac anguac apqua.

Al llegar, el cacique vio a Guaginasie en la orilla y ambos se enamoraron de inmediato. Él se acercó a ella para hablarle y saber de dónde venía.

Psihipquaz Guaginasie bon yca mabiec ami ypquana, chie mabiez aquyne. Etamuys, as chan 'zyguic umgas zuena, zycana, Tominéxie hichcatana chiamuysca bohoza zybohoza hataca ubuca umsucunynganan zypquyquyz ynie achuensuca' yc aguque.

Después de visitarla durante muchas lunas, él la invitó a que fuera su esposa y viviera con su pueblo en el valle del río Tominé.



Guaginasien 'xiua ai inanzingaco' yc absuns auaia eca yc abzi. Auaia ehe abganan nohocan, ysz 'umchuta ummxiquynxie chie guebozas asac quihicha cuhupquaz aquynan, muhuscanyngaco nga sihic umquynan umnangaz aquyne' abga.

Ella sabía que no podía alejarse de la laguna y que debía pedir permiso a su madre, quien aceptó con condición. Guaginasie debía regresar cuando tuviera una hija y esta hubiera cumplido treinta y siete lunas.

Nga Guaginasiez Guatavita usaque utaca anas Guatavitauaia, Guapaba, Hycacaca ipquabe azonuca guisca nxie Sua ie ica nguisca nxie anabiza muysca hoc abgas amny.

Guaginasie fue a vivir con el cacique de Guatavita, junto con su pueblo, donde enseñó a los muyscas lo que había aprendido de su padre la montaña, de su madre Guatavita, de las abuelas piedras y del Sol, que todos los días le mostraba su camino.



Guaginasien muysca bohoza choinc aguensan, muysca bon hataca azonsucac aga.


Guaginasie era muy buena con su gente, a quien ayudaba mucho.



Muysca mabie quycaua azonucasa Guaginasie pquyquycho amucane. Muysca mabie quycaua azonucan anyquys Chunsua fuhucha muys anas fie yc abzisqua.

Así fue como su fama de bondad y amor se extendió en todo el territorio. De todos los lugares venían a pedir sus favores.

Ie fiez aquyne, nga Guatavita uza cuhuc Guaginasie chuta fuhucha ataz abxiquys Chutamasie ahycac abga apquas ys chutaz amuysquynxie chie uetas asac quihicha cuhupquaz aquyns xiuaca ahuscao.

Pasado el tiempo, Guaginasie tuvo una niña de nombre Chutamasie, que al cumplir treinta y siete lunas regresó a la laguna, tal como lo había dicho su madre.

As fuhucha xiua tacac ana nga Guatavita usaque amuysca apquanuca bohoza Guaginasie sucas ana. Uaias chutasa anaca Guatavitauaia bohoza Zetamasie muyso aquycague bohoza hataca ubuca abizinsucac aga. Zetamasie ynaca chunsuaguia mica amnyquysuca.

El cacique de Guatavita con todo su pueblo acompañó a Guaginasie al fondo de la laguna junto con su hija Chutamasie y allí las dejó viviendo con su madre Guatavita y la culebra del agua, Zetamasie, encargada de cuidarlas.




Xisnpquaca, muysca azonuca Guaginasiec uaque san abziioa, Guatavita ipquabe azonuca ucoz abchichuaioa, xiuac anas hymnez amnys atamsagongaz amahaquysucaza, xis ubuca apquen abgasqua.

Por eso, el pueblo muysca guardó en el tiempo y en su memoria la necesidad de acudir a la laguna para hacer sus ceremonias y rituales, en busca de la sabiduría ancestral de Guatavita y para pedirle ayuda a Guaginasie cuando así lo requería.

Nga sua atan chunsuaguia fuhucha mica, muysca pquen hataca ubuca abizinioa uaca, xiuan fac aians gua chican oque abchihiquy. Gua yn oquez aguequa, 'Chutqua mica' ahycac aga.

Para que los muyscas nunca las olvidaran, un día estas tres mujeres (Guatavita, Guaginasie y Chutamasie) decidieron salir de la laguna y dejar su huella en el conocido ‘Cerro de las Tres Viejas’.

Zetamasie muyso aquycague, chunsuaguia fuhucha bon hataca ubuca suza, aies amis achuta mabie xis guas abxiquy, quyc nyquy nxie xi nyquyc abga.

Zetamasie, la culebra del agua que nunca las abandonaba, dejó en su camino por estas montañas a sus hijas, las pequeñas culebras que hoy conocemos, como guardianas del agua y de todo este territorio sagrado.

Suec aguequa nyia amihistyioa, gua xiuan zona asacan cuhuma nxie axie nxie abtanan nohocan, ie xiuac sienga sas asucune, nga chunsuaguia mica epqua hatacuhumin nxie xiua tacana sas apquyns asoane, muyso aquycague nxie sas asucune, nga xiua tacana, chunsuaguia azonucan muyscaz fihistan amuysquynyngaz amachysucaco.

A pesar de haber sido destruida parte de la montaña de la laguna y desaguada parte de ella para buscar el oro escondido, aún permanece intacto el camino de regreso y la presencia de un inmenso tesoro en estas tres mujeres y la serpiente del agua: en el fondo de la laguna donde continúan viviendo con toda su sabiduría a la espera del pronto renacimiento del pueblo Muysca.



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